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CONTEXTUALIZACIÓN 

“Todos conocemos la historia. Pequeña niña virgen, pura y dulce, atrapada en el cuerpo de un cisne. Ella desea la libertad, pero solo el amor verdadero romperá el hechizo. Su deseo es casi concedido en la forma de un príncipe. Pero antes de que él le pueda declarar su amor, su gemela lujuriosa, el cisne negro, lo engaña y seduce. Devastada, el cisne blanco se arroja desde un acantilado, matándose. Y en la muerte, halla la libertad”. (Palabras de Thomas Leroy (Vincent Cassel )para la elección de la protagonista de su versión del Lago de los Cisnes).

 

 

 

Primer acto: esencialmente cisne blanco

 

Como en la historia original Sigifredo (el protagonista) debe elegir a su amada con la que deberá contraer nupcias, algo parecido ocurre cuando Thomas Leroy debe elegir la protagonista de su ambiciosa y anhelada versión del Lago de los Cisnes. En este estado Nina se encuentra en su etapa frágil, sensible y “perfecta”, en donde la película toma ese argumento para contextualizar y mostrar las motivaciones y temores de su protagonista y de algunos de los personajes.

 

“La verdad es que cuando te miro, veo al cisne blanco. Sí, eres hermosa, temerosa, frágil. Eres perfecta para ese papel. Pero, ¿el cisne negro?.

 

Estas son algunas líneas que Thomas Leroy le dice a Nina Sayers, en donde sus respuestas tanto físicas como textuales no logran converse ni al público espectador (nosotros) ni al que la interpela.

 

“Cada vez que bailas, noto una obsesión por hacer que cada movimiento sea absolutamente perfecto, pero nunca te vi dejarte llevar. Nunca. ¿Para qué tanta disciplina?”. 

 

Es ahí donde se atenúa el componente obsesivo de la protagonista, afirmando que: “Sólo quería ser perfecta”.

 

Adicional a esto -y como ya se mencionó- la contextualización de lo que es la protagonista se ve también reflejada en su habitación con los  tonos blancos y rosas que la enmarcan, además de los animales de peluche que engalanan   el cuarto, evocando una inocencia insipiente  que exalta un estado infantil propio del cisne blanco. Sin olvidar, el papel de la madre protectora, en donde se evidencia una relación controladora que colinda con la anormalidad, una relación opresiva.

 

En este acto el principal conflicto que acompaña al personaje es “ser o no ser la bailarina principal que personifique la dualidad del cisne, el blanco y el negro”. Decisión que la toma por sorpresa y la lleva a emergerse en una nueva realidad que habita en ella.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Segundo acto: en busca de lo negro

 

 

Nina se ha convertido ahora en la bailarina principal (Swan Queen) y para ello es imperante que surja en ella la dualidad de lo negro y lo blanco, lo frágil y lo fuerte, en otras palabras, una dimensión alterna del yo constante, lo cual tratamos de controlar para no perder la razón.

 

“pero sabía que el cisne blanco no sería un problema…tu verdadero trabajo será la metamorfosis en tu gemela malvada”. Es a partir de este momento en el que comienza la búsqueda de esa otra mitad contradictoria que requiere surgir para lograr la perfección, por lo que comenzar con la experimentación sexual por órdenes de su nuevo “príncipe” se ha vuelto una importante tarea. “ve a casa y tócate”.

 

Al parecer, Lily la bailarina que viene desde San Francisco y que Thomas tanto admira por su espontaneidad y libertad, posee los elementos eróticos, pasionales y quizás sexuales de lo que Nina carece. Carencia que podría ser causada por su estadio en una etapa de niñez que perpetúa su madre impidiéndole que se convierta en una mujer.

 

Tercer acto: la confrontación

 

 

Después de pequeñas pero significantes manifestaciones de su álter ego y una constante presión, Nina ha logrado por momentos no tan efímeros encontrarse con esa otra mitad. Mitad que la interpela y que la lleva a configurar su realidad de otra manera, acercándola a la nivelación de las gemelas opuestas que deberían surgir en simultáneo para cuando comienzo el show.

 

El nacimiento de desdoblamiento interno se ha hecho manifiesto y comienza a reforzar y modificar poco a poco hábitos y acciones que interrumpen una sola mismidad.

 

El ambiente y la forma de expresión no verbal también van cambiando. Su habitación, y los colores que empieza a portar en su vestuario cotidiano, se tornan mucho más  oscuros con tonalidades grises y negras. Adicional a ello, los estados alucinatorios se vuelven una constante, un reflejo de una lucha permanente entre conservar una imagen virginal y lograr -a su vez- una anhelada libertad.

 

La figura de Lily cobra una gran importancia, porque ella representa lo que idealmente debería ser su malvada versión del Cisne negro, por ello es inevitable la identificación que siente Nina con esta mujer, pero a su vez, siente un rechazo hacia ella por ser su principal rival, en otras palabras, la única que le podría arrebatar su apreciado papel de Queen Swan.

 

Por lo que un constante conflicto del personaje es aquella transformación interna por la que debe pasar para lograr su objetivo principal, no solo ser merecedora de su papel en todo su esplendor, sino sentir una auto-aprobación por su sed de perfección.

Podríamos decir entonces, que el segundo punto de giro sería cuando el director anuncia que Lily tomaría su lugar en caso tal de que ella no pudiese, lo que le genera una gran perturbación y rechazo-odio, pero también admiración por su compañera extranjera.  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuarto acto: la autodestrucción

 

 

Para este momento, Nina se encuentra sumergida por completo en su papel del cisne negro, perdiendo el equilibrio ideal  entre la dualidad del blanco y el negro. Aronofsky pone en pantalla situaciones de las cuales los espectadores no podemos determinar si hacen parte de la realidad o no. Dicho de otra forma, el espectador se encuentra sumergido en la subjetividad y patología psicológica de la protagonista, lo que impide identificar lo onírico, lo alucinógeno y lo real.

 

El preciso momento en el que Nina acude al camerino después de terminar el acto dos para lucir el vestuario del Cisne negro,  encuentra con él a Lily, quien la provoca insinuándole que sería ella la persona perfecta para personificar la malvada gemela. Lo que genera en la protagonista un sentimiento de miedo, ira e impotencia llevándonos a puestas del clímax y a un desenlace fatal, producto del apuñalamiento que ella misma se infringe creyendo estar enfrentándose simplemente a su “rival”.

 

Nina como en un acto de mucha adrenalina, logra llevar a su fin con gran éxito toda la obra, generándole el aval de toda la comunidad que la observa incluyendo la de su amado “príncipe”.

SH

© 2015 Sara María Hernández Castaño   - Apreciación Cinematográfica - Universidad de Medellín

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